¡Muy buenas,
gente!!!! Estamos en una nueva entrevista para Entretanto Magazine y
Preguntas con arte, en este caso con el escitor Dioni Arroyo Merino.
¡Hola, Dioni! ¿Puedes presentarte tú mismo para que nuestros
lectores puedan conocerte?
Hola, amigos, encantado
de dirigirme a vosotros a través de este espacio tan interesante de
mi buen amigo Carlos Plaza. Soy una de esas personas que ha vivido
toda su vida fascinado por la literatura y por la fantasía que
desbordan los libros. Siempre he deseado hacer realidad mis sueños,
pero como en ocasiones son totalmente irrealizables, descubrí que, a
través de la palabra, me podía acercar un poco a esos momentos de
felicidad. Desde el 2012 me lancé sin paracaídas al noble oficio de
escritor, publicando hasta ahora seis novelas de terror gótico y de
ciencia ficción, con las que estoy viviendo el sueño de mi vida.
Por mi trabajo he residido en muchas ciudades, como Tenerife,
Algeciras, Jerez, Pontevedra o Santander, y desde hace unos años, he
vuelto al lugar que me vio nacer, la ciudad de Valladolid, desde la
que colaboro con algunos medios de comunicación en programas de
fomento de la lectura. Me gusta la naturaleza y la comida vegana, y
me muero por volver a vivir cerca del mar.
Si alguien quiere
saber más de ti, ¿dónde puede informarse?
Hace poco pude comprobar
que aparecía en la Wikipedia, una buena biografía que me sorprendió
gratamente, pero si queréis hablar conmigo, las redes sociales es lo
más directo. En Facebook estoy con las cuentas de Dioni Arroyo
Merino o de Dioni Arroyo Merino Escritor, y en Twitter me
encontraréis como @DioniArroyoM.
Eres un autor de
literatura de género. ¿Qué tiene este tipo de literatura para
resultarte tan atractivo?
En principio me gustaría
decir que no me considero escritor de género, y de hecho, el día
que me apetezca escribir un relato convencional o realista, lo haré
sin el menor de los remordimientos, aunque en la actualidad lo que
necesito es sumergirme en mundos que no existen, asomarme al abismo
de lo inquietante y perturbador, sentir el placer de leer o ver una
película de terror o de ambientación futurista. En este momento de
mi vida necesito evadirme de la realidad, que constantemente me
decepciona. Por eso consigo soñar con universos que no existen y
sentir lo seductor que puede ser inventar historias alejadas de lo
cotidiano. Quienes escribimos este tipo de narrativa, sabemos hasta
qué punto enganchan estos géneros, lo hermoso que es inventar algo
nuevo, historias extravagantes que rompan la rutina, que no se
parezcan en nada a lo creado anteriormente.
De los tres géneros
englobados bajo la literatura de género – terror, fantasía y
ciencia ficción –, ¿cuál es tu favorito y por qué?
Me resulta muy difícil
escoger uno, pues me siento como un padre teniendo que elegir a uno
de sus tres hijos. Pero siguiendo tu pregunta, aunque lo daría todo
por los tres, si tengo que decidir una criatura, esa sería la
ciencia ficción. Tal vez porque en ella puedes desentrañar
misterios insondables que aún son pura especulación, puedes debatir
sobre las consecuencias futuras de nuestras decisiones actuales, ser
crítico con la vida que llevamos y los resultados del mañana, o
puedes inventar ucronías, pasados alternativos especulando qué
hubiera pasado si el azar nos hubiese conducido a otra realidad. La
ciencia ficción es un género atípico, que está revolucionándose
constantemente, incontrolable e ingobernable, repleto de subgéneros
que seducen al más exigente de los lectores. Desde el space opera al
cyberpunk, pasando por las ucronías, distopías, steampunk… la
ciencia ficción es capaz de abordar cualquier aspecto que nuestra
imaginación se atreva a crear. Últimamente se está fusionando con
la novela negra, el terror e incluso con la narrativa histórica, y
desde ella se puede hablar de filosofía, de antropología, se pueden
analizar los últimos avances en genética, energía cuántica,
aventuras en el tiempo… todo lo que nos atrevamos a plantear.
Frente a otros estilos narrativos más rígidos la ciencia ficción
carece de fronteras, por eso ahora mismo es mi favorita.
Eres un escritor de
larga trayectoria que ha recibido numerosos premios. ¿Los premios
son importantes para mantenerse en el mercado?
Son muy importantes, y si
de algo me arrepiento, es de no haber participado en más. En sí
mismos no te ayudan a ser más conocido ni a que crezcan tus
lectores, pero es fundamental para ser escuchado y que se te valore,
y poder llegar a determinadas editoriales con alguna garantía. Pero
no hay que ser clasista con esto, una buena novela lo es aunque no
haya recibido ningún premio. Pensemos en Stephen King y
comprenderemos lo poco que le importa a él ser galardonado, con sus
millones de lectores por todo el mundo. Pero entre escritores como
nosotros, que aún estamos lejos de los best sellers, los premios sí
que nos abren alguna puerta.
Además de novelas,
también eres un asiduo de las antologías. Vamos a hablar de una en
particular, “Leyendas y mitos de nuestra tierra”, más que nada
porque, entre otros autores, estoy yo en ella. ¿Qué recuerdos
tienes de esta antología y del relato que escribiste para ella, “La
cueva de Salamanca”?
La experiencia me
encantó, y más al saber que habíamos sido seleccionados un buen
equipo de escritores entre los que se encontraban algunos amigos, y
me encantó compartir espacio contigo. Mi leyenda es una historia muy
antigua, que escuché en una ocasión durante una noche de fiesta por
la capital charra. Años después leí que tenía un origen medieval,
y que con los siglos su argumento había ido derivando por la
transmisión oral. Me gustó tanto, que la reescribí tomándome
algunas licencias –eso nos encanta a los escritores-, y cuando vi
la convocatoria de la editorial, decidí enviarla porque pensé que
reunía todas las condiciones. Es un cuento que explica cómo los
estudiantes que empezaban en la Universidad de Salamanca, para seguir
saliendo de fiesta por las noches y aprobar sin tener que estudiar,
descendían por una cueva para encontrarse con el diablo y pactar con
él. Me resultó muy divertida y cargada de simbología. Por ejemplo,
había leído algunas versiones modernas de la leyenda, en las que el
diablo aparece con cabeza de macho cabrío, tradición procedente del
mundo anglosajón. Investigando comprendí que en nuestra cultura, en
la Edad Media, al diablo se le representaba como un hombre con cabeza
de burro, arquetipo de la ignorancia y la mentira, por lo que decidí
mantener la tradición más ancestral, alejada de las modas
anglosajonas. Es un relato al que tengo mucho cariño, y la antología
está repleta de excelentes relatos.
¿Qué crees que debe
tener un relato corto para ser bueno?
Coherencia de principio a
fin, así como un buen planteamiento, un trepidante nudo y un
desenlace inesperado. Supongo que el factor de la inspiración en el
momento de redactarlo juega un papel fundamental, así como el
argumento que te hayas imaginado, lo impregnado que estés de él.
Pero si hay algo en tu interior que no te deja descansar, que remueve
tus entrañas sin permitirte dormir, que grita por salir y que hasta
que no lo “escupes” en el papel no te quedas tranquilo, ten por
seguro que las musas te han guiado hacia un relato muy bueno.
¿Hasta qué punto
crees que las antologías son importantes a día de hoy para mantener
la literatura de género y dar a conocer a nuevos autores?
He de decir que soy muy
escéptico en estos momentos con las antologías. Siempre me han
gustado y las he leído con placer, y he colaborado en muchas, pero
contemplo con tristeza que hay una sobresaturación en el mercado de
antologías, y su consecuencia es que se leen cada vez menos. Digamos
que hay una burbuja antológica que nos perjudica a todos, y lo que
debería servir de plataforma para dar a conocer a una buena variedad
de escritores, y disfrutar de un hilo temático común, no está
cumpliendo su función, y los lectores cada vez muestran menos
interés por el exceso de antologías. Hay demasiada oferta para una
demanda que no deja de menguar, es una situación que tenemos que
analizar.
Vamos a hablar ahora
de tus novelas más recientes. Empecemos por “Fractura”,
cuéntanos de qué va.
Se publicó en el verano
del 2016 por Apache Libros, y en ella quise realizar una dura crítica
al fracking y a sus terribles consecuencias sobre la salud y el medio
ambiente. La ambienté dentro de unos pocos años, en un futuro
próximo, en el que los pozos de extracción de gas proliferan por
todo el planeta, y ocasionan una contaminación masiva sin
precedentes de la superficie, debido a algunos factores casuales que
dejarán el mundo destruido. Es una fábula distópica y
postapocalíptica que ha sido muy bien recibida por la crítica, de
hecho está nominada a los Premios Ignotus en la categoría de Mejor
Novela 2017, por lo que me siento muy orgulloso de que esté
gustando. El protagonista es un niño que nos va relatando su vida,
cómo todo cambia y la desesperanza se adueña de su futuro. La lucha
por la supervivencia, el valor de la amistad, el primer amor y el
mensaje medioambientalista, son los ejes que he querido transmitir en
“Fractura”.
Sigamos con
“Fracasamos al soñar”. De nuevo, desgránanos su argumento.
Con esta novela publicada
en primavera del 2017 por Nowevolution ediciones, he intentado abrir
el debate sobre el transhumanismo, y qué quedará de nosotros en el
futuro. Está ambientada en el 2047, y narra la vida de un profesor
de antropología que se enamorará de una de sus alumnas. Él ha
empezado a colaborar en un equipo multidisciplinar para hacer
realidad a nivel legal y jurídico la llamada “Ley de Identidades
Múltiples”, el transhumanismo, esa fusión de hombre y máquina
que nos conduzca en una nueva especie, evolucionando de homo sapiens
a homo cyborg. La alumna de la que se enamora, pertenece a una
organización terrorista y bioconservadora, contraria a esa supuesta
evolución por los riesgos que conlleva y los dilemas éticos que
encierra. A partir de ahí les sucederán muchas dichas y desdichas,
planteando algunos interrogantes que invitan a pensar al lector para
encontrar una respuesta de la gran revolución que se avecina a
mediados del siglo XXI, y que todos viviremos en nuestras carnes.
¿Cómo ves el actual
panorama editorial español?
Hay una eclosión de
nuevas editoriales que están dinamizando la literatura, tal vez
consecuencia del fin de la crisis, pero son pequeñas editoriales que
no pueden hacer sombra a los dos grandes sellos que conforman un
auténtico oligopolio que domina el sector. La tendencia del panorama
editorial es que este oligopolio irá absorbiendo lentamente a las
editoriales independientes, creando una nueva situación en la que
los escritores seguiremos trabajando como siempre, porque para
nosotros no creo que cambie nada. Pero para los pequeños editores sí
habrá consecuencias, supongo que les obligará a trabajar de otra
forma o abandonar el sector. En tres o cuatro años viviremos un
panorama editorial muy diferente al actual, diferente, pero no
necesariamente peor. Estamos inmersos en un proceso de cambio y somos
incapaces de verlo con la suficiente objetividad.
Trabajas
principalmente con editoriales nuevas y pequeñas. ¿Crees que son la
salvación del mercado, que algún día se pondrán a la altura de
las grandes?
Qué duda cabe que las
nuevas editoriales están publicando libros muy originales, pero
también porque vivimos un momento histórico de cambio y
transformación, y los escritores somos esa “avanzadilla de las
nuevas tendencias”. Ofrecemos a las editoriales nuevas, pequeñas y
medianas, productos distintos a los publicados anteriormente, y en
ocasiones, conseguimos llamar la atención de los medios de
comunicación que observan el momento actual como muy creativo y muy
interesante. Y si hay nuevas editoriales es porque hay un cierto
repunte de lectores, una demanda nueva de gente que desea leer
literatura made in Spain, que habla de problemas patrios, con
personajes más próximos que se identifican con su cultura y con su
vida. Es un fenómeno nuevo que ha coincidido en el tiempo con el
auge de un cine nacional más diversificado y de mejor calidad. Lo
mismo está sucediendo con la nueva producción literaria de los
últimos años, que no tiene nada que ver con lo publicado durante
décadas. Es evidente que estamos en un momento de cambio y exigíamos
nuevas editoriales que estuviesen a la altura.
¿Qué recomendarías
al autor novel que está empezando?
Que se preocupe en primer
lugar de disfrutar del proceso de escribir, que lo viva como un
auténtico placer. Y que lo intente hacer lo mejor posible, que
piense que es un oficio artesanal que hay que elaborar con verdadero
mimo, con mucho cariño. Que no se obsesione con publicar, que
aguante el mejor momento y que antes lo intente con los premios
literarios, eso le permitirá llegar antes a los lectores. Y que
nunca olvide que la literatura es arte, y como tal, debe cuidar cada
palabra, cada frase, cada párrafo. Que está creando una obra de
arte, y es una aportación importante a la cultura, a la sociedad de
nuestro tiempo.
Ya terminando, ¿esta
entrevista te ha parecido divertida o aburrida?
Me ha encantado, Carlos,
disfruto mucho de este tipo de preguntas en las que, con total
libertad nos podemos expresar. Gracias por escoger preguntas tan
acertadas.
Y ya para terminar,
¿puedes mandar un saludo a nuestros lectores?
Os agradezco que hayáis
dedicado unos minutos en leer esta entrevista, porque creo que sirve
para que me conozcáis un poco mejor. Los escritores escribimos para
ser leídos, no para pasar desapercibidos, tenemos historias que
contar y estas entrevistas ayudan en este sentido. Muchas gracias por
vuestro tiempo, ha sido un verdadero placer.
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