viernes, 19 de febrero de 2016

Carolina Márquez



Buenas a todos y bienvenidos a una nueva entrevista para Preguntas con arte, en esta ocasión estamos con la escritora Carolina Márquez Rojas. Hola, Carolina, preséntate tú misma para que nuestros lectores puedan conocerte.

Gracias de antemano por el interés y gracias a los lectores.
Soy Carolina Márquez, y me gusta considerarme una escritora “todoterreno”, aunque estoy especializándome en historia medieval japonesa. Me gustan los retos y he probado otros géneros, unas veces con más fortuna que otras, y sigo probando. Soy también reseñadora, aunque no me gusta la palabra. Prefiero decir que soy “opinadora” sobre libros.

Si alguien quiere saber más de ti, ¿dónde puede dirigirse?

Tengo un blog personal: http://elespiritudelhalcon.blogspot.com y otros blogs asociados al primero, para mis opiniones sobre libros, mis relatos sobre el lejano oriente, y alguno más que he de añadir en cuanto disponga de tiempo. También estoy en Facebook y en Twitter como @Carolinamaiko

Aunque todavía no has publicado ninguna novela, sí que has editado varios relatos en antologías, ¿puedes hacernos un pequeño resumen de tu vida profesional como escritora?

Desde luego:
Publicaciones digitales:
Manifiesto Parapsipunk Nº1. Recopilación de relatos.
Relativamente. Relatos de la imaginación”. Antología varios autores.
666. Especial Halloween 2012 de Paraíso Cuatro”. Antología de relatos de terror.
Publicaciones en papel:
Epidermis”. Antología de microrrelatos. Ediciones Rubeo. 2012
La hora de la Bella y otras historias para leer en Navidad”. Antología de cuentos navideños. Ediciones La Destilería (Círculo rojo). 2012
Ilusionaria 3”. Cuentos infantiles ilustrados. Kelonia Editorial. 2012
Historias del dragón”. Antología de microrrelatos sobre fantasía, ciencia ficción y terror. Kelonia Editorial. 2013
Érase una veZ”. Antología de cuentos clásicos adaptados al género Z. Kelonia Editorial. 2013
Daniel Expósito’s Body Shots”. Antología ilustrada. Dolmen Editorial. 2013
Por volver a verte sonreír”. Antología solidaria. Editorial Universo. 2013
Ilusionaria 4”. Cuentos infantiles ilustrados. Kelonia Editorial. 2014

Cuatro proyectos más pendientes de publicación.

Hablemos de una de las antologías, Erase una VeZ, publicada por Kelonia. ¿Cómo es el relato que publicaste en ella y qué significó para ti escribirlo?

Los relatos de Érase una veZ son todos adaptaciones de los cuentos clásicos infantiles a la temática zombi. Los cuentos infantiles, en su origen, eran muy crudos, incluso algunos ni siquiera tenían un final feliz. Con la aproximación al género zombi, los autores quisimos recuperar esa parte oscura de los cuentos; quisimos recuperar la intención de los autores originales, que no era otra que encauzar aquellos miedos que todos tenemos cuando somos niños.
El cuento que yo adapté es “La Bella y la Bestia”, una historia que siempre me ha fascinado. Escribirlo para mí significó enfrentarme a un género que no me gusta mucho, así que lo tomé como un reto. Me divertí mucho e intenté ser fiel al original dentro de lo que pude. Y creo que no quedó muy mal, al menos por las opiniones que recibí de los lectores.

Y ahora la que consideras tu otra gran contribución, Body Shots de Dani Expósito, publicada por Dolmen. Háblanos de ella

Creo que Daniel Expósito hizo algo extraordinario dentro de la temática zombi y dentro del mundo de las antologías. Por primera vez un ilustrador se atrevió a publicar su trabajo en ese formato. Para ello contó con escritores que dieran vida a su imaginación e ilustraciones en forma de palabras, esto no se había hecho nunca y marcó un antes y un después en estos trabajos. Siempre se había dado más importancia a los relatos y después se trasladaban a los ilustradores para darles vida a través de las imágenes. Con Daniel Expósito se rompió esta fórmula, los escritores pasamos a un segundo plano y dimos vida a las imágenes a través de las palabras. La experiencia fue mágica, porque Daniel respeta mucho a los escritores que colaboran con él y es capaz de modificar cada ilustración y adaptarse al estilo y el relato de cada autor. Fue también una oportunidad única para trabajar junto a los mejores autores españoles del género. Al principio tuve mucho miedo, no me veía capaz de conseguir un relato que estuviera a la altura de escritores de la talla de Sisí ―quien escribió el prólogo―, Garduño, Llauger, Zamora, Blázquez, Aguerralde, Vilas, Álamo… Fue Daniel quien me dio confianza en todo momento, algo que le agradeceré toda la vida. Una experiencia irrepetible, única y fantástica.

¿Qué tiene que tener una antología para ser disfrutable por los lectores?

No existe una fórmula para eso, como no existe una fórmula para ser un buen escritor o para escribir un best seller. Evidentemente tiene que ser original, estar bien técnicamente, etc. Pero nadie tiene la clave para saber qué es lo que puede ser disfrutable. Creo que lo que importa es que todos los participantes se impliquen y trabajen poniendo en cada relato todo el cuidado que merece. Solo así se puede ofrecer al lector un producto de calidad, ya que el lector es una persona inteligente que sabe cuándo una obra está descuidada y cuándo está mimada en sus detalles. El lector se merece el máximo respeto. De todas formas he de decir que la fórmula de las antologías está agotada, debido al mal uso que se ha hecho de este formato por parte de quienes no cuidan sus trabajos; la mayoría de las editoriales no quieren publicarlas porque normalmente los relatos siguen una especie de regla no escrita, la de que resultan ser muy dispares en cuanto a calidad. Las antologías que sí tienen salida editorial son las de un solo autor, y casi siempre cuando se trata de uno consolidado en el mundillo literario.

¿Y qué ingredientes tiene que tener un relato para estar en una antología?

Pues me remito a lo dicho anteriormente: nadie sabe los ingredientes. Siempre he creído que los relatos más exitosos son aquellos que nacen del corazón, aunque no estén bien escritos. Una persona que escribe con emoción y vuelca su entusiasmo en lo que escribe, seguro que puede ofrecer una gran historia. Sin embargo, existen relatos perfectos en cuanto a técnica que no consiguen emocionar lo más mínimo. Prefiero un relato imperfecto en su técnica o estilo que me emocione, ya se corregirá después. Pero lo que sí me gusta, cuando participo en alguna antología, es aprender; todos los escritores, ya sean veteranos publicados o noveles, tienen mucho que aportar y de todos se aprende algo. Y siempre se debe dejar el ego aparcado porque no se trata de una competición sino de un trabajo en equipo en el que todos deben participar ayudando a mejorar los relatos de los demás y aceptando las mejoras propuestas para el propio. Al menos, es lo que yo pienso sobre la actitud que se debe adoptar al colaborar en una antología.

Tienes varias publicaciones digitales. ¿Crees que, hoy en día, la publicación digital tiene la misma aceptación que la tradicional o por el contrario aún nos queda culturizarnos en ese aspecto?

Aún existen muchos lectores que no aceptan la publicación digital, al igual que existen quienes únicamente leen en digital. Pero la mayoría de lectores ya aceptan los dos formatos, porque entienden que no son incompatibles. A mí el formato digital me permite acceder a libros que no hubiera podido leer por espacio y por precio, pero no por ello dejo de comprar libros físicos o en formato tradicional. Si amas la lectura, el formato o el soporte es lo de menos, pero aún nos falta mucha cultura al respecto y estamos más atrasados que en otros países. El formato digital es muy cómodo, yo leo incluso con el móvil y existen muchísimas aplicaciones donde almacenar cientos de libros sin ocupar espacio en el bolso. De todas formas, siempre me gusta llevar un libro físico conmigo a dondequiera que vaya, y no existe librería en mi camino en la que no entre y salga con un libro nuevo en papel.

Eres la segunda licenciada en derecho a la que entrevisto como escritora, la primera fue Sirkka Ports. ¿Qué relación hay entre la literatura y las leyes? ¿El que os llamen “letrados” tiene algo que ver?

No existe ninguna relación entre el mundo jurídico y el mundo literario. Lo único que los relaciona son las leyes sobre derechos de autor, propiedad intelectual, etc., o que te dé por escribir sobre abogados como John Grisham, con lo cual deberás documentarte si no eres abogado o te has quedado obsoleto, ya que las leyes cambian muy deprisa.
El término “letrado” se refería a los que podían tener acceso a las letras en la época medieval, frente a los no instruidos, y acabó siendo una palabra para designar a los abogados u hombres de leyes, que eran los estudiosos y los que leían. Siempre ha existido la creencia de que un abogado es un hombre sabio, y por tanto, un hombre “letrado”. Nada que ver con la literatura, el término “letrado” subsiste como sinónimo de “abogado”, pero ha perdido su significado original. Un licenciado en derecho es una persona que ha estudiado la carrera, un abogado es el licenciado colegiado que la ejerce.

¿Vas a dar el salto a la novela? Y si es así, ¿con qué tipo de obra lo harás o te gustaría hacerlo?

Hace mucho tiempo que quiero dar ese salto, pero es muy complicado, o al menos yo lo veo así. Para mí es imprescindible leer mucho y estudiar mucho antes de pretender escribir una novela. Me gusta el mundo oriental y Japón en particular; tengo un borrador en el que llevo mucho tiempo trabajando. Se trata de una historia enmarcada en el Japón medieval y exige muchas horas para documentarme, algo de lo que no dispongo debido a mi trabajo. Además de eso, tengo otros tres proyectos esbozados. La verdad es que me da igual el tipo de obra con la que estrenarme porque todas son importantes para mí. Lo imprescindible es encontrar el tiempo para escribir, terminar la novela, corregir, etc.

Hablemos ahora de otra faceta de tu trabajo, la de reseñadora. Explícanos en que consiste.

Antes de considerarme realmente como escritora y dedicarme en serio a escribir, empecé en el mundo literario reseñando las obras de otros escritores y publicando artículos en otras páginas, como El Rincón de la Novela Romántica, muy influyente en el género y con muchos seguidores fieles. Soy lectora desde que tengo uso de razón, a los tres años ya leía y escribía. Fui precoz, pero es lo que tiene crecer entre libros y tener una madre lectora compulsiva a la que le “robaba” los libros. Me introduje en la lectura para adultos desde muy pequeña, aunque tenía mis propias lecturas adaptadas a mi edad. Quizás eso me dio una visión crítica sobre lo que leía, cuando otros niños solo disfrutaban leyendo. Yo lo hacía, pero a la vez reflexionaba sobre lo leído, comparando con otras historias, buscando en enciclopedias lo que excitaba mi curiosidad ―no existía internet entonces―, y pensando en lo que aquella novela me quería enseñar. Reseñar es sencillo, es simplemente dar tu opinión, pero lo que hace que un reseñador sea creíble (y respetado), es el bagaje lector que le permite analizar una obra en todos sus aspectos, con argumentos y sinceridad, sin venderse a la “presión” del escritor de turno o de la editorial, y sin pretender conseguir libros gratuitos a cambio de reseñas favorables que hacen un flaco favor al escritor y al lector.

¿Hasta que punto crees que las críticas y reseñas pueden ensalzar o hundir una obra? ¿Sientes mucha presión cuando escribes una reseña?

Ninguna crítica o reseña ensalza o hunde una obra porque el lector inteligente, el que lee mucho, no se deja influir por ellas, sabe lo que quiere leer y punto. Lo que sí puede hundir una obra es la reacción del escritor que no acepta una crítica negativa y carga contra el reseñador a base de insultos, eso es lo único que puede relegar una historia al olvido. No se puede obviar que el lector es el que “manda”, y el único que tiene la última palabra. El reseñador es un lector que “pierde” su tiempo en leerte cuando existen miles de libros que podría haber escogido en lugar del tuyo. Por lo tanto, hay que aceptar todas las críticas, buenas y malas, porque de ellas se aprende a mejorar. Y saber agradecerlas con humildad. Cargar contra un reseñador puede hacerte perder cientos de potenciales lectores, eso sí hace daño a una novela.
Jamás me he sentido presionada al reseñar. He escrito en mi vida dos reseñas absolutamente negativas que causaron un gran revuelo en su día. Pero no pasó nada, sigo reseñando, aunque menos que antes, desde que empecé a tomarme la escritura más seriamente. Eso sí, ya no recibo libros de editoriales ni de escritores porque leo lo que me apetece.

Háblanos un poco de tus gustos, ¿qué te gusta leer, cuáles son tus libros de cabecera, qué autores te gustan?

Me encanta la novela histórica fundamentalmente, pero me gusta casi todo, menos el terror, aunque soy fan de Dean R.Koontz (no, de King no soy fan aunque hay libros que me gustan). Crecí con los hermanos Grimm, Perrault, la novela romántica, y mi libro de cabecera es “Orgullo y Prejuicio” de Jane Austen, pero también devoraba el thriller médico de Robin Cook, el de abogados de John Grisham, las historias de Michael Chrichton, la ciencia ficción de Asimov. He leído muchos clásicos contemporáneos de la literatura norteamericana, novela negra, Ágatha Christie, Conan Doyle… y muchos bolsilibros que se vendían en los quioscos cuando era niña. Creo que he leído de todo, pero con los años te vuelves más selectiva, aunque yo no he perdido la curiosidad que tenía de pequeña y siempre intento leer autores y géneros nuevos.

Recomiéndanos algunos libros.

Es difícil recomendar libros porque cada lector es un mundo, con su experiencia y sus gustos, pero yo recomendaría echar un vistazo a los nuevos autores de fantasía, un género que no es de mis favoritos, pero en el que hay escritores estupendos e historias maravillosas. También recomiendo explorar subgéneros que están haciéndose un hueco importante, y si he de recomendar un libro en concreto, me inclino por “Tormenta (Las guerras del Loto)” de Jay Kristoff, que une el Japón medieval con la fantasía y el steampunk. Un cóctel de lo más interesante.

¿Qué opinas de las editoriales pequeñas y de los nuevos sistemas de publicación y autoedición, como el crowdfunding?

Las editoriales pequeñas son las únicas que hoy en día cuidan sus ediciones hasta el más mínimo detalle. No hace mucho leí un artículo sobre este tema titulado “La magia de las pequeñas editoriales” en la web de Yorokobu. Estas pequeñas pero grandes editoriales son las que editan libros de calidad, a diferencia de las majors, muchas de las cuales editan “en sucio” infinidad de novelas solo para acaparar la mesa de novedades en librerías y grandes superficies. No digo que las grandes editoriales no publiquen obras de calidad, sino que lo hacen muy poco y además descuidan el trabajo de edición y corrección, y traducción cuando corresponde.
En cuanto a la autoedición, he de decir que es un auténtico error. Me explico: no es lo mismo autoedición que autopublicación. Un autor no debe autoeditarse, el trabajo de edición y corrección debe encomendárselo a otra persona, un profesional que le oriente y le indique sus fallos. En cuanto a la autopublicación, me parece una alternativa muy válida para aquellos que no confían o no desean atarse a una editorial. Con la autopublicación, el autor conserva el control absoluto sobre su obra y el beneficio económico es mucho mayor.
El crowdfunding es otra opción que me parece buena, aunque tiene menos alcance que la autopublicación a mi modo de ver. La antología Érase una veZ se publicó gracias a este sistema y tiene el aliciente de las recompensas, pero creo que se ha abusado mucho y la gente está bastante cansada de él.

En tu web dices que tu corazón está en oriente, explícanos un poco ese aspecto de tu personalidad.

Sí, en concreto en mi web digo que “soy occidental pero mi corazón es oriental”. Esto tiene fácil explicación, y es que estoy enamorada de Oriente y su cultura, en concreto de Japón, y estoy muy influenciada por todo ello; muchas veces me han recalcado este aspecto en mi escritura diciéndome que tengo sensibilidad oriental, con lo cual deduzco que jamás seré buena escribiendo terror… En serio, desde muy joven me interesé por el mundo de las geishas y los samuráis, luego empecé a escribir relatos, dediqué uno de mis blogs a ello, y comencé a estudiar historia y a leer a autores japoneses y chinos. Tengo mi corazón en Oriente, pero no olvido mis raíces.

¿Y por qué eres “El halcón? ¿De dónde viene este seudónimo?

El apodo “El Halcón”―que no es lo mismo que seudónimo―, viene de mi época blogera. Hace quince años las redes sociales apenas estaban comenzando, y los que nos conectábamos a la red teníamos la posibilidad de comunicarnos a través de los blogs. Fue una época fantástica que estoy intentando retomar, porque se ha perdido la esencia. Hoy en día todo es más inmediato, más rápido, y el blog para mí supone poder expresarme con mucha mayor calma y libertad.
Cuando creé mi blog, este se titulaba “El Espíritu del Halcón” y pretendía ser un homenaje al pueblo nativo americano, aunque en él hablaba de literatura, cine, tradiciones de otros pueblos, etc. Lo de “El Halcón” viene de la creencia en el “animal de poder” de las tribus indias americanas; los nativos creen que cada persona está ligada a un animal concreto y que parte de su carácter y comportamiento se asemeja a dicho animal. Es como una unión espiritual, una conexión que la persona siente mediante experiencias, sueños y razón. Es difícil de explicar, pero es una conexión natural que muchas personas perciben desde niños, a otras les cuesta más, o incluso hay quien no siente nada a lo largo de su vida. Es una creencia basada en la naturaleza, minimalista, como el sintoísmo para los japoneses, cuya esencia está en los dioses de la naturaleza o Kamis.

Ya terminando, ¿esta entrevista te ha parecido divertida o aburrida?

Más que divertida, me ha hecho sonreír y recordar el pasado, lo bueno y positivo que no cambiaría por nada en el mundo ―lo malo lo he olvidado―. También me ha servido para reflexionar y reafirmarme en mi opinión sobre muchas cosas y para pensar en otras y animarme a seguir escribiendo.

Y ya para finalizar, ¿puedes mandar un saludo a nuestros lectores?

No solo un saludo, también quisiera mandar mi agradecimiento absoluto y sincero y todo mi respeto. Cuando escribo pienso en que son los lectores los que tienen la última la palabra, los que nos animan, los que compran libros, los que se emocionan con lo que escribimos. Sin ellos no seríamos nada porque, aunque uno puede escribir para sí mismo, no existe nada más gratificante para un escritor que escribir para hacer felices a los demás, poder enseñarles mundos nuevos, culturas lejanas, hacerles viajar y aprender, vivir otras vidas y dejarles ver aquello con lo que sueñas.
Cada día encuentro tres motivos para abandonar la escritura y sólo uno para continuar: los lectores. Y la balanza se inclina siempre a su favor.

Gracias por este encuentro, nos vemos más allá de las palabras.

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