Buenas a todos
y bienvenidos a una nueva entrevista para Preguntas con arte, en esta
ocasión estamos con la escritora Carolina Márquez Rojas. Hola,
Carolina, preséntate tú misma para que nuestros lectores puedan
conocerte.
Gracias de
antemano por el interés y gracias a los lectores.
Soy Carolina
Márquez, y me gusta considerarme una escritora “todoterreno”,
aunque estoy especializándome en historia medieval japonesa. Me
gustan los retos y he probado otros géneros, unas veces con más
fortuna que otras, y sigo probando. Soy también reseñadora, aunque
no me gusta la palabra. Prefiero decir que soy “opinadora” sobre
libros.
Si alguien
quiere saber más de ti, ¿dónde puede dirigirse?
Tengo un blog
personal: http://elespiritudelhalcon.blogspot.com
y otros blogs asociados al primero, para mis opiniones sobre libros,
mis relatos sobre el lejano oriente, y alguno más que he de añadir
en cuanto disponga de tiempo. También estoy en Facebook y en Twitter
como @Carolinamaiko
Aunque todavía
no has publicado ninguna novela, sí que has editado varios relatos
en antologías, ¿puedes hacernos un pequeño resumen de tu vida
profesional como escritora?
Desde
luego:
Publicaciones
digitales:
“Manifiesto
Parapsipunk Nº1. Recopilación de relatos.
“Relativamente.
Relatos de la imaginación”. Antología varios autores.
“666.
Especial Halloween 2012 de Paraíso Cuatro”. Antología de relatos
de terror.
Publicaciones
en papel:
“Epidermis”.
Antología de microrrelatos. Ediciones Rubeo. 2012
“La
hora de la Bella y otras historias para leer en Navidad”. Antología
de cuentos navideños. Ediciones La Destilería (Círculo rojo). 2012
“Ilusionaria
3”. Cuentos infantiles ilustrados. Kelonia Editorial. 2012
“Historias
del dragón”. Antología de microrrelatos sobre fantasía, ciencia
ficción y terror. Kelonia Editorial. 2013
“Érase
una veZ”. Antología de cuentos clásicos adaptados al género Z.
Kelonia Editorial. 2013
“Daniel
Expósito’s Body Shots”. Antología ilustrada. Dolmen Editorial.
2013
“Por
volver a verte sonreír”. Antología solidaria. Editorial Universo.
2013
“Ilusionaria
4”. Cuentos infantiles ilustrados. Kelonia Editorial. 2014
Cuatro
proyectos más pendientes de publicación.
Hablemos de
una de las antologías, Erase una VeZ, publicada por Kelonia. ¿Cómo
es el relato que publicaste en ella y qué significó para ti
escribirlo?
Los relatos de
Érase una veZ son todos adaptaciones de los cuentos clásicos
infantiles a la temática zombi. Los cuentos infantiles, en su
origen, eran muy crudos, incluso algunos ni siquiera tenían un final
feliz. Con la aproximación al género zombi, los autores quisimos
recuperar esa parte oscura de los cuentos; quisimos recuperar la
intención de los autores originales, que no era otra que encauzar
aquellos miedos que todos tenemos cuando somos niños.
El cuento que yo
adapté es “La Bella y la Bestia”, una historia que siempre me ha
fascinado. Escribirlo para mí significó enfrentarme a un género
que no me gusta mucho, así que lo tomé como un reto. Me divertí
mucho e intenté ser fiel al original dentro de lo que pude. Y creo
que no quedó muy mal, al menos por las opiniones que recibí de los
lectores.
Y ahora la que
consideras tu otra gran contribución, Body Shots de Dani Expósito,
publicada por Dolmen. Háblanos de ella
Creo que Daniel
Expósito hizo algo extraordinario dentro de la temática zombi y
dentro del mundo de las antologías. Por primera vez un ilustrador se
atrevió a publicar su trabajo en ese formato. Para ello contó con
escritores que dieran vida a su imaginación e ilustraciones en forma
de palabras, esto no se había hecho nunca y marcó un antes y un
después en estos trabajos. Siempre se había dado más importancia a
los relatos y después se trasladaban a los ilustradores para darles
vida a través de las imágenes. Con Daniel Expósito se rompió esta
fórmula, los escritores pasamos a un segundo plano y dimos vida a
las imágenes a través de las palabras. La experiencia fue mágica,
porque Daniel respeta mucho a los escritores que colaboran con él y
es capaz de modificar cada ilustración y adaptarse al estilo y el
relato de cada autor. Fue también una oportunidad única para
trabajar junto a los mejores autores españoles del género. Al
principio tuve mucho miedo, no me veía capaz de conseguir un relato
que estuviera a la altura de escritores de la talla de Sisí ―quien
escribió el prólogo―, Garduño, Llauger, Zamora, Blázquez,
Aguerralde, Vilas, Álamo… Fue Daniel quien me dio confianza en
todo momento, algo que le agradeceré toda la vida. Una experiencia
irrepetible, única y fantástica.
¿Qué tiene
que tener una antología para ser disfrutable por los lectores?
No existe una
fórmula para eso, como no existe una fórmula para ser un buen
escritor o para escribir un best seller. Evidentemente tiene
que ser original, estar bien técnicamente, etc. Pero nadie tiene la
clave para saber qué es lo que puede ser disfrutable. Creo que lo
que importa es que todos los participantes se impliquen y trabajen
poniendo en cada relato todo el cuidado que merece. Solo así se
puede ofrecer al lector un producto de calidad, ya que el lector es
una persona inteligente que sabe cuándo una obra está descuidada y
cuándo está mimada en sus detalles. El lector se merece el máximo
respeto. De todas formas he de decir que la fórmula de las
antologías está agotada, debido al mal uso que se ha hecho de este
formato por parte de quienes no cuidan sus trabajos; la mayoría de
las editoriales no quieren publicarlas porque normalmente los relatos
siguen una especie de regla no escrita, la de que resultan ser muy
dispares en cuanto a calidad. Las antologías que sí tienen salida
editorial son las de un solo autor, y casi siempre cuando se trata de
uno consolidado en el mundillo literario.
¿Y qué
ingredientes tiene que tener un relato para estar en una antología?
Pues me remito a
lo dicho anteriormente: nadie sabe los ingredientes. Siempre he
creído que los relatos más exitosos son aquellos que nacen del
corazón, aunque no estén bien escritos. Una persona que escribe con
emoción y vuelca su entusiasmo en lo que escribe, seguro que puede
ofrecer una gran historia. Sin embargo, existen relatos perfectos en
cuanto a técnica que no consiguen emocionar lo más mínimo.
Prefiero un relato imperfecto en su técnica o estilo que me
emocione, ya se corregirá después. Pero lo que sí me gusta, cuando
participo en alguna antología, es aprender; todos los escritores, ya
sean veteranos publicados o noveles, tienen mucho que aportar y de
todos se aprende algo. Y siempre se debe dejar el ego aparcado porque
no se trata de una competición sino de un trabajo en equipo en el
que todos deben participar ayudando a mejorar los relatos de los
demás y aceptando las mejoras propuestas para el propio. Al menos,
es lo que yo pienso sobre la actitud que se debe adoptar al colaborar
en una antología.
Tienes varias
publicaciones digitales. ¿Crees que, hoy en día, la publicación
digital tiene la misma aceptación que la tradicional o por el
contrario aún nos queda culturizarnos en ese aspecto?
Aún existen
muchos lectores que no aceptan la publicación digital, al igual que
existen quienes únicamente leen en digital. Pero la mayoría de
lectores ya aceptan los dos formatos, porque entienden que no son
incompatibles. A mí el formato digital me permite acceder a libros
que no hubiera podido leer por espacio y por precio, pero no por ello
dejo de comprar libros físicos o en formato tradicional. Si amas la
lectura, el formato o el soporte es lo de menos, pero aún nos falta
mucha cultura al respecto y estamos más atrasados que en otros
países. El formato digital es muy cómodo, yo leo incluso con el
móvil y existen muchísimas aplicaciones donde almacenar cientos de
libros sin ocupar espacio en el bolso. De todas formas, siempre me
gusta llevar un libro físico conmigo a dondequiera que vaya, y no
existe librería en mi camino en la que no entre y salga con un libro
nuevo en papel.
Eres la
segunda licenciada en derecho a la que entrevisto como escritora, la
primera fue Sirkka Ports. ¿Qué relación hay entre la literatura y
las leyes? ¿El que os llamen “letrados” tiene algo que ver?
No existe ninguna
relación entre el mundo jurídico y el mundo literario. Lo único
que los relaciona son las leyes sobre derechos de autor, propiedad
intelectual, etc., o que te dé por escribir sobre abogados como John
Grisham, con lo cual deberás documentarte si no eres abogado o te
has quedado obsoleto, ya que las leyes cambian muy deprisa.
El término
“letrado” se refería a los que podían tener acceso a las letras
en la época medieval, frente a los no instruidos, y acabó siendo
una palabra para designar a los abogados u hombres de leyes, que eran
los estudiosos y los que leían. Siempre ha existido la creencia de
que un abogado es un hombre sabio, y por tanto, un hombre “letrado”.
Nada que ver con la literatura, el término “letrado” subsiste
como sinónimo de “abogado”, pero ha perdido su significado
original. Un licenciado en derecho es una persona que ha estudiado la
carrera, un abogado es el licenciado colegiado que la ejerce.
¿Vas a dar el
salto a la novela? Y si es así, ¿con qué tipo de obra lo harás o
te gustaría hacerlo?
Hace mucho tiempo
que quiero dar ese salto, pero es muy complicado, o al menos yo lo
veo así. Para mí es imprescindible leer mucho y estudiar mucho
antes de pretender escribir una novela. Me gusta el mundo oriental y
Japón en particular; tengo un borrador en el que llevo mucho tiempo
trabajando. Se trata de una historia enmarcada en el Japón medieval
y exige muchas horas para documentarme, algo de lo que no dispongo
debido a mi trabajo. Además de eso, tengo otros tres proyectos
esbozados. La verdad es que me da igual el tipo de obra con la que
estrenarme porque todas son importantes para mí. Lo imprescindible
es encontrar el tiempo para escribir, terminar la novela, corregir,
etc.
Hablemos ahora
de otra faceta de tu trabajo, la de reseñadora. Explícanos en que
consiste.
Antes de
considerarme realmente como escritora y dedicarme en serio a
escribir, empecé en el mundo literario reseñando las obras de otros
escritores y publicando artículos en otras páginas, como El Rincón
de la Novela Romántica, muy influyente en el género y con muchos
seguidores fieles. Soy lectora desde que tengo uso de razón, a los
tres años ya leía y escribía. Fui precoz, pero es lo que tiene
crecer entre libros y tener una madre lectora compulsiva a la que le
“robaba” los libros. Me introduje en la lectura para adultos
desde muy pequeña, aunque tenía mis propias lecturas adaptadas a mi
edad. Quizás eso me dio una visión crítica sobre lo que leía,
cuando otros niños solo disfrutaban leyendo. Yo lo hacía, pero a la
vez reflexionaba sobre lo leído, comparando con otras historias,
buscando en enciclopedias lo que excitaba mi curiosidad ―no existía
internet entonces―, y pensando en lo que aquella novela me quería
enseñar. Reseñar es sencillo, es simplemente dar tu opinión, pero
lo que hace que un reseñador sea creíble (y respetado), es el
bagaje lector que le permite analizar una obra en todos sus aspectos,
con argumentos y sinceridad, sin venderse a la “presión” del
escritor de turno o de la editorial, y sin pretender conseguir libros
gratuitos a cambio de reseñas favorables que hacen un flaco favor al
escritor y al lector.
¿Hasta que
punto crees que las críticas y reseñas pueden ensalzar o hundir una
obra? ¿Sientes mucha presión cuando escribes una reseña?
Ninguna crítica
o reseña ensalza o hunde una obra porque el lector inteligente, el
que lee mucho, no se deja influir por ellas, sabe lo que quiere leer
y punto. Lo que sí puede hundir una obra es la reacción del
escritor que no acepta una crítica negativa y carga contra el
reseñador a base de insultos, eso es lo único que puede relegar una
historia al olvido. No se puede obviar que el lector es el que
“manda”, y el único que tiene la última palabra. El reseñador
es un lector que “pierde” su tiempo en leerte cuando existen
miles de libros que podría haber escogido en lugar del tuyo. Por lo
tanto, hay que aceptar todas las críticas, buenas y malas, porque de
ellas se aprende a mejorar. Y saber agradecerlas con humildad. Cargar
contra un reseñador puede hacerte perder cientos de potenciales
lectores, eso sí hace daño a una novela.
Jamás me he
sentido presionada al reseñar. He escrito en mi vida dos reseñas
absolutamente negativas que causaron un gran revuelo en su día. Pero
no pasó nada, sigo reseñando, aunque menos que antes, desde que
empecé a tomarme la escritura más seriamente. Eso sí, ya no recibo
libros de editoriales ni de escritores porque leo lo que me apetece.
Háblanos un
poco de tus gustos, ¿qué te gusta leer, cuáles son tus libros de
cabecera, qué autores te gustan?
Me encanta la
novela histórica fundamentalmente, pero me gusta casi todo, menos el
terror, aunque soy fan de Dean R.Koontz (no, de King no soy fan
aunque hay libros que me gustan). Crecí con los hermanos Grimm,
Perrault, la novela romántica, y mi libro de cabecera es “Orgullo
y Prejuicio” de Jane Austen, pero también devoraba el thriller
médico de Robin Cook, el de abogados de John Grisham, las historias
de Michael Chrichton, la ciencia ficción de Asimov. He leído muchos
clásicos contemporáneos de la literatura norteamericana, novela
negra, Ágatha Christie, Conan Doyle… y muchos bolsilibros que se
vendían en los quioscos cuando era niña. Creo que he leído de
todo, pero con los años te vuelves más selectiva, aunque yo no he
perdido la curiosidad que tenía de pequeña y siempre intento leer
autores y géneros nuevos.
Recomiéndanos
algunos libros.
Es difícil
recomendar libros porque cada lector es un mundo, con su experiencia
y sus gustos, pero yo recomendaría echar un vistazo a los nuevos
autores de fantasía, un género que no es de mis favoritos, pero en
el que hay escritores estupendos e historias maravillosas. También
recomiendo explorar subgéneros que están haciéndose un hueco
importante, y si he de recomendar un libro en concreto, me inclino
por “Tormenta (Las guerras del Loto)” de Jay Kristoff, que une el
Japón medieval con la fantasía y el steampunk. Un cóctel de lo más
interesante.
¿Qué opinas
de las editoriales pequeñas y de los nuevos sistemas de publicación
y autoedición, como el crowdfunding?
Las editoriales
pequeñas son las únicas que hoy en día cuidan sus ediciones hasta
el más mínimo detalle. No hace mucho leí un artículo sobre este
tema titulado “La magia de las pequeñas editoriales” en la web
de Yorokobu. Estas pequeñas pero grandes editoriales son las que
editan libros de calidad, a diferencia de las majors, muchas
de las cuales editan “en sucio” infinidad de novelas solo para
acaparar la mesa de novedades en librerías y grandes superficies. No
digo que las grandes editoriales no publiquen obras de calidad, sino
que lo hacen muy poco y además descuidan el trabajo de edición y
corrección, y traducción cuando corresponde.
En cuanto a la
autoedición, he de decir que es un auténtico error. Me explico: no
es lo mismo autoedición que autopublicación. Un autor no debe
autoeditarse, el trabajo de edición y corrección debe
encomendárselo a otra persona, un profesional que le oriente y le
indique sus fallos. En cuanto a la autopublicación, me parece una
alternativa muy válida para aquellos que no confían o no desean
atarse a una editorial. Con la autopublicación, el autor conserva el
control absoluto sobre su obra y el beneficio económico es mucho
mayor.
El crowdfunding
es otra opción que me parece buena, aunque tiene menos alcance que
la autopublicación a mi modo de ver. La antología Érase una veZ se
publicó gracias a este sistema y tiene el aliciente de las
recompensas, pero creo que se ha abusado mucho y la gente está
bastante cansada de él.
En tu web
dices que tu corazón está en oriente, explícanos un poco ese
aspecto de tu personalidad.
Sí, en concreto
en mi web digo que “soy occidental pero mi corazón es oriental”.
Esto tiene fácil explicación, y es que estoy enamorada de Oriente y
su cultura, en concreto de Japón, y estoy muy influenciada por todo
ello; muchas veces me han recalcado este aspecto en mi escritura
diciéndome que tengo sensibilidad oriental, con lo cual deduzco que
jamás seré buena escribiendo terror… En serio, desde muy joven me
interesé por el mundo de las geishas y los samuráis, luego empecé
a escribir relatos, dediqué uno de mis blogs a ello, y comencé a
estudiar historia y a leer a autores japoneses y chinos. Tengo mi
corazón en Oriente, pero no olvido mis raíces.
¿Y por qué
eres “El halcón? ¿De dónde viene este seudónimo?
El apodo “El
Halcón”―que no es lo mismo que seudónimo―, viene de mi época
blogera. Hace quince años las redes sociales apenas estaban
comenzando, y los que nos conectábamos a la red teníamos la
posibilidad de comunicarnos a través de los blogs. Fue una época
fantástica que estoy intentando retomar, porque se ha perdido la
esencia. Hoy en día todo es más inmediato, más rápido, y el blog
para mí supone poder expresarme con mucha mayor calma y libertad.
Cuando creé mi
blog, este se titulaba “El Espíritu del Halcón” y pretendía
ser un homenaje al pueblo nativo americano, aunque en él hablaba de
literatura, cine, tradiciones de otros pueblos, etc. Lo de “El
Halcón” viene de la creencia en el “animal de poder” de las
tribus indias americanas; los nativos creen que cada persona está
ligada a un animal concreto y que parte de su carácter y
comportamiento se asemeja a dicho animal. Es como una unión
espiritual, una conexión que la persona siente mediante
experiencias, sueños y razón. Es difícil de explicar, pero es una
conexión natural que muchas personas perciben desde niños, a otras
les cuesta más, o incluso hay quien no siente nada a lo largo de su
vida. Es una creencia basada en la naturaleza, minimalista, como el
sintoísmo para los japoneses, cuya esencia está en los dioses de la
naturaleza o Kamis.
Ya terminando,
¿esta entrevista te ha parecido divertida o aburrida?
Más que
divertida, me ha hecho sonreír y recordar el pasado, lo bueno y
positivo que no cambiaría por nada en el mundo ―lo malo lo he
olvidado―. También me ha servido para reflexionar y reafirmarme en
mi opinión sobre muchas cosas y para pensar en otras y animarme a
seguir escribiendo.
Y ya para
finalizar, ¿puedes mandar un saludo a nuestros lectores?
No solo un
saludo, también quisiera mandar mi agradecimiento absoluto y sincero
y todo mi respeto. Cuando escribo pienso en que son los lectores los
que tienen la última la palabra, los que nos animan, los que compran
libros, los que se emocionan con lo que escribimos. Sin ellos no
seríamos nada porque, aunque uno puede escribir para sí mismo, no
existe nada más gratificante para un escritor que escribir para
hacer felices a los demás, poder enseñarles mundos nuevos, culturas
lejanas, hacerles viajar y aprender, vivir otras vidas y dejarles ver
aquello con lo que sueñas.
Cada
día encuentro tres motivos para abandonar la escritura y sólo uno
para continuar: los lectores. Y la balanza se inclina siempre a su
favor.
Gracias por este
encuentro, nos vemos más allá de las palabras.